sábado, 17 de marzo de 2007

Algo me ha pasado esta tarde mientras dejaba que el agua de la ducha se llenara de mí; me encontraba ahí, sola, sentada, dejando que la presión del agua caliente empapara mis cabellos, mientras el agua se mezclaba con la espuma y resbalaba por cada poro de mi piel.

Me paré a pensar que si hay una sensación que describa lo que ha de sentir un bebé en el vientre materno, esa debe ser la sensación que tuve yo bajo el agua; me encontraba ahí, protegida, nada podía dañar mi cuerpo desnudo, podía percibir sonidos y movimientos del exterior, y me sentía exactamente igual que si estuviera en una burbuja, las gotas de agua tenían el mismo efecto calmante que las manos de una madre, acariciándome, cálidas, y si había algo que yo intuía que podía dañarme, me cubría con mis cabellos por completo como mecanismo de defensa.

Pensé, "Ojalá pudiese conservar siempre este agradable calor, este silencio, esta soledad que por momentos estoy pidiendo a gritos..."

Creo, sinceramente, que uno de los pasos más importantes q da alguien en la vida es aprender a reconocer y darse cuenta de lo que se esconde tras sus actitudes, tras sus miedos, tras tanto sufrimiento que anida dentro, atado bien fuerte, pues sólo así poco a poco podrá desatarse el nudo...

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